Entre la Iglesia católica yo hay
una distancia ya de varios años. Sin embargo, esas diferencias, resultado de la
inconsecuencia de muchos de sus curas, no hace que deje de admirar la vida de
algunos católicos. Por ejemplo, mi nombre de batalla en las redes, quieropoco,
es el resultado de una famosa frase de San Francisco de Asís: "deseo poco
y lo poco que deseo lo deseo poco". Sabía San Francisco que el origen del
pecado estaba en el deseo y aunque mis conceptos de pecado son otros - en
realidad para mí el pecado no existe - igual la frase me parece genial pues
todo empieza con el deseo. Deseo que es instigado y provocado por la cultura
moderna que nos invita, en realidad nos obliga, a consumir hasta la
inconsciencia. Liberalismo le llaman. La frase se la escuché en un concierto a
Facundo Cabral y desde entonces la hice mía. Cambié el deseo poco por el quiero
poco, sentía que sonaba mejor.
Sí, tengo mis distancias con el
catolicismo, pero no por eso dejo de conmoverme con su fantástica música. Se me
hace difícil encontrar melodías más bellas que los cantos gregorianos, y
algunos salmos me llegan a estremecer. También me gusta mucho su
arquitectura. Tengo mis distancias con la iglesia, pero me puedo pasar un buen rato
en un templo viendo cuadros, imágenes y en general todo ese ambiente en torno a
un templo me sobrecoge. Mis iglesias favoritas son San José de Jesús María y la
San Francisco de Asís de mi infancia, allá en Barranco. Cada vez que puedo las
visito.
Y si me alejé de la iglesia por
la falta de consecuencia de algunos de sus miembros, en realidad de muchos, lo
que más termino admirando es la consecuencia de algunos curas, que por supuesto
los hay, no sé si muchos o pocos, pero claro que los hay. Es el caso de Bienvenido
Myriel, fantástico clérigo producto de la genialidad de Víctor Hugo en Los
Miserables. Cura que no condenaba nada ni a nadie apresuradamente sin tener en
cuenta las circunstancias; y solía decir: “veamos el camino por donde ha pasado
la falta".
Un genio. Un cura así, es
simplemente admirable.
Aquí algunas citas que retratan
perfectamente a este fantástico personaje:
“A los ignorantes enseñadles lo
más que podáis; la sociedad es culpable por no dar instrucción gratis; es
responsable de la oscuridad que con esto produce. Si un alma sumida en las tinieblas
comete un pecado, el culpable no es en realidad el que peca, sino el que no
disipa las tinieblas”.
Tremendo. Por estos tiempos
Myriel sería acusado de pro terruco. Un
caviarón. Butters y Mariátegui lo habrían hecho papilla.
Myriel era admirado y seguido por
todos. Aquí Víctor Hugo describe su relación con la gente:
“Los niños y los ancianos salían al umbral de
sus puertas para ver al obispo. Bendecía y lo bendecían. A cualquiera que
necesitara algo se le indicaba la casa del obispo. Visitaba a los pobres
mientras tenía dinero, y cuando éste se le acababa, visitaba a los ricos.”
Uno de los momentos cumbre de Los
miserables, ya lo escribí, es el encuentro entre Jean Valjean y Myriel.
Fabuloso.
Sí, sé que es un personaje de
ficción, pero no dudo que por ahí hay varios, ojalá que muchos, Bienvenidos Miryel.
1 comentario:
Hola Carlos, quiero compartir tu entrada pero la edición está oscura y apenas se puede leer el texto, editarla por favor 👍
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