noviembre 02, 2021

TAFANARIOS Y NALGATORIOS (O si lo prefieren, simplemente potos)

    Era niño. Lo vi en un noticiero y fue el comentario de la semana. Un “gringo” no había encontrado mejor manera de protestar que entrar desnudo a un espectáculo deportivo. En mi casa alguien gritó: “¡Un calato!”. Primero asombro, luego sonrisa; después, alguna tía mayor censurando la ocurrencia. No lo sabíamos, pero en Estados Unidos había nacido la moda del streaking que incluso, según me cuentan, también pasearía calles limeñas. ¿No quieren escucharme? Entonces hago escándalo. Y así era. Todos hablaban del calato y el origen de su reclamo. 
    Y se escogió como protesta algo que siempre molestó al hombre: el desnudo. Infinidad de veces la historia volteó la cara ante tafanarios y demás partes pudendas expuestas en público. El arte sabe bastante de esto. Castigar al autor que pasó los límites permitidos y corregir su obra fue la sentencia más común que dictaron pudibundos personajes que se horrorizaban ante la exhibición del cuerpo desnudo. O de una parte de él. 

EL PERDEDOR

     Me gustaba el box. Ya no. Disfruté mucho la época de los 80. Ray “Sugar” Leonard, Roberto “Mano de Piedra” Durán, Tomy Hearns, Marvin H...