Tengo una relación compulsiva con los libros, decía. Esa situación tiene una explicación. Soy un lector tardío. Empecé a leer con fruición, con placer quiero decir, a partir de los 25 años. No leí de adolescente, no leí de niño. No leí Mi planta de naranja lima. Tampoco Platero y yo. Ya no creo que lo haga. No es tiempo. No leer de chico debe ser la segunda peor cosa que me pasó en la vida. No leer de niño es algo irreparable. Entonces busco, de alguna manera, compensar esa carencia de lecturas. Cuando leo, trato de recuperar el tiempo perdido.
Ideas, sueños, fantasías, rabias, conspiraciones, ternuras, fanatismos y preocupaciones de un peruano formado al ritmo de las canciones de Hola Yola, el Vaso de Leche del Tío Johnny y la Reforma Educativa del General Velasco. Que se iba a la camita con el Topo Gigio y juntaba sus álbumes de Editorial Navarrete. Algo más.... Twist y nada más
octubre 09, 2021
LOS LIBROS Y YO
Una alumna me pide una entrevista para promocionar su editorial y decido hablar sobre mi compulsiva relación con los libros. No es muy común lo que me pasa. Podría haber dicho que mi relación con los libros no es normal, pero cada vez se me hace más complicado emplear la palabra normal. ¿Qué es lo normal? No lo sé. Por eso, prefiero decir que es una relación poco común.
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