La Gran Fruta era una juguería a la que le hacía publicidad en la
radio. Aunque los batidos eran buenos, en realidad lo que más me impresionó era
lo bien sonante del nombre: La Gran Fruta. Alguna vez, pensaba, tengo que
escribir algo titulado: Historias de la gran fruta. Sin embargo, más allá del
título, no tenía ninguna idea que me ayudara a concretar el proyecto.
Pasó buen tiempo hasta que un día, de casualidad, me topé con un poema de Pablo
Neruda dedicado a la manzana.
A ti, manzana,
quiero
celebrarte
llenándome
con tu nombre
la boca,
comiéndote.
quiero
celebrarte
llenándome
con tu nombre
la boca,
comiéndote.
Claro, era lógico. Las manzanas de
la tierra de Neruda son impresionantes. Además, manzana es la fruta de las
metáforas. Manzana es la de la discordia, la del pecado, la que llevaba en su
cesta la bruja para envenenar a Blancanieves. Manzana es la vuelta que damos
por nuestro barrio, la que llevamos todos en la garganta como recuerdo del
pecado adánico.