Sí, masturbarse es un pecado.
Hace trece años tuve que realizar el obligatorio trámite de la Confirmación para casarme. En realidad pensaba hacerlo solo por civil y superar el matrimonio por iglesia, pero un día me encontré con el padre Pablo Larrán y al contarle la decisión, me dijo que definitivamente debía hacerlo también por la iglesia. En realidad el consejo sonaba más a una simpática imposición. El diálogo, en la zona de carnes del Wong del óvalo Gutiérrez, se produjo más o menos así: