Pájaros fruteros, raqueteros, burriers, cordeleros, cogoteros, marcas, maras, pirañas, secuestradores, tenderos, sicarios, faites, achorados y atorrantes.
Conforme pasan los años la ciudad cede al imperio del hampa. Y nadie hizo nada importante para parar la avalancha delincuencial. Alan García, Fujimori, Toledo, Alan otra vez, Humala. Y la cosa no mejora. La delincuencia aumenta y con sofisticación. Ahora tenemos sicarios que apenas llegan a la adolescencia.
Y las noticias siguen. La ciudad está sitiada. Robo a mano armada, pescuecero, secuestro al paso, sueñeros, camello, arrebatadores, asaltabancos, riñoneras, extorsionadores. Dar máquina, cohete, bolsiquear, dar vuelta, peperas.
Estadísticamente hablando, y que nadie se amargue, lo que más produjo nuestro país en los últimos tiempos fueron: excelentes cocineros y avezados delincuentes.
¿Cómo solucionamos esto? Meterlos a la cárcel definitivamente no es la solución. Ya sabemos que en el mejor de los casos salen con maestría y doctorado en criminalidad, y en el peor, siguen “trabajando” aun privados de su libertad. Sobre la pena de muerte ya se sabe que no es solución.
Ideas, sueños, fantasías, rabias, conspiraciones, ternuras, fanatismos y preocupaciones de un peruano formado al ritmo de las canciones de Hola Yola, el Vaso de Leche del Tío Johnny y la Reforma Educativa del General Velasco. Que se iba a la camita con el Topo Gigio y juntaba sus álbumes de Editorial Navarrete. Algo más.... Twist y nada más
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