Hay algo de la pobreza, de la marginalidad, de la
miseria, que me atrae. Por eso me gusta Bukowski. Ya anteriormente escribí sobre
mi pasión por lo under. Ahora se trata de otra cosa.
Cuando leí por primera vez Las cenizas de Ángela
de Frank MacCourt, fue tal mi conmoción que quise saber y leer todo del escritor
irlandés. Y devoré todas sus novelas y hasta las de su hermano Malachi.
MacCourt ha sido un autor muy importante en mi
vida. Tal vez Cenizas… sea la mayor influencia al escribir, lo que pretenciosamente
llamo, mi primera novela y que está por ahí esperando no sé qué.
La segunda vez que leí Cenizas.. lo hice con la
cara de un MacCourt niño en mi celular. Cuando algún relato me impactaba demasiado,
lo veía y lo consolaba. Así soy.
“Cuando recuerdo mi infancia me
pregunto cómo pude sobrevivir siquiera. Fue, naturalmente, una infancia
desgraciada, se entiende: las infancias felices no merecen que les prestemos
atención. La infancia desgraciada irlandesa es peor que la infancia desgraciada
corriente, y la infancia desgraciada irlandesa católica es peor todavía”