La TV produce basura,
mucha basura, en cantidades industriales. De hecho, la TV masiva se ha
especializado en producir detritus en HD, a lo largo y ancho del país. Cientos
de miles de horas de morralla cuyo destino natural debiera ser la alcantarilla, pero termina en los cerebros de los consumidores. Y estos ni se dan cuenta. Al
contrario, lo consumen con fruición pues se trata de un producto que, como
cualquier droga, produce adicción.
Esto no quiere decir que toda
la TV sea mala. Por supuesto que hay productores y artistas empeñados en hacer
bien las cosas. Que producen contenidos transcendentes que nutran al
consumidor. Que lo hagan pensar.