“Mirad,
mirad bien el camino de la droga antes de viajar
por él y
liaros con las Malas Compañías.
Palabras
para el que sabe”.
William
Burroughs
De
plano y para que no quede duda, habrá que decir que la droga es mala, que ser
adicto es lo peor que le puede pasar a una persona. Habrá que decir que la adicción
degrada, baja la autoestima, reduce la condición humana y termina matando. Sé
de lo que hablo.
Pero
también habrá que decir que la droga es una enorme realidad que está en la
esquina de tu casa y aún más, puede tocarte la puerta por delivery si así lo
quieres.
Y habrá
que decir además que la drogadicción es una enfermedad que tiene raíces en los
afectos; por lo menos eso es lo que creo. En ese sentido, el más inteligente
aporte lo brinda el psicoanalista austriaco Bruno Bettelheim, quien definió
brillantemente a la droga como “la madre instantánea”. Genio. O sea, que finalmente
quien se mete un troncho, PPK dixit, o un bate como dirían otros, busca afecto.
Creo que todo se reduce a eso. Simple pero complicado al mismo tiempo.