Me gustan los libros de fútbol.
No solo los de fútbol pero también los de fútbol. Mejor aún si no hablan de
futbol pues de esos hay muchos y dicen siempre lo mismo. Aburren y no me gusta
aburrirme. Por eso he disfrutado leyendo Futbolistas
de izquierdas, Quique Peinado, Léeme editores, 2013.
¿De qué habla entonces este
libro? De futbolistas comprometidos con la política, simpatizantes de ETA, la
izquierda y del Partido Comunista. Sí, qué miedo, el comunismo. Habla de
fantásticos personajes que entendieron que el fútbol podía ser algo más que
patear una pelota.
El libro es una enorme suma de
temas fascinantes. De todos, para empezar, escojo el de la participación
holandesa en el mundial Argentina 78.
Se dijo mucho sobre los
holandeses. Se habló de su compromiso, de la politización de su participación.
Incluso se aseguró, en su momento, que Johan Cruyff, en ese entonces el mejor
jugador del mundo, renunció a su selección en señal de protesta contra la
dictadura argentina. La interesante investigación de Quique Peinado despeja
dudas.
En primer lugar lo que queda
claro es el compromiso social de Johan Cruyff. Se muestra que desde siempre
tuvo una gran preocupación social. Fue el abanderado de la mejora de las
condiciones de trabajo de los jugadores e impulsor de la creación de la
Asociación de Futbolistas Españoles. Debido a esto y a la coyuntura que vivía
Argentina, se dedujo que Cruyff tomaría una posición política. Su pasado y su
silencio contribuyeron a que crezca esta idea.
En primer lugar, Cruyff nunca
manifestó ser de izquierda. Mucho menos tuvo alguna actitud contra la dictadura
argentina. Lamento decepcionar a los que pensaban de otra manera, pero Cruyff
no fue al mundial por alguna posición política sino por una promesa a su
esposa.
La verdadera historia de su
ausencia empieza al final del mundial Alemania 74. El diario Bild publicó que
los jugadores holandeses habían pasado una divertida tarde en la piscina del
Hotel Wald de Múnich, acompañados de unas señoritas que no eran sus esposas. Por
este motivo, Danny Coster, esposa de Cruyff, le hizo prometer que el de
Alemania sería su último mundial. Sin embargo, no fue el único motivo. En una
entrevista realizada por Catalunya Radio en el año 2000, cuenta Peinado, el entonces jugador del Barça señala que antes del mundial argentino había
sido asaltado en su casa a punta de pistola, e incluso fue encañonado en
presencia de su mujer. “Mis hijos iban con escolta al colegio… y al final dices
basta”.
Es decir que la fiesta con las
niñas en Alemania, sumada a la inseguridad por la fama, de un fútbol que
empezaba a convertirse en el negocio que es hoy, fueron los verdaderos motivos
por el que no fue a Argentina.
Nada de política, nada contra la
dictadura, ni visitas a las Madres de Plaza de mayo. Infidelidad e inseguridad
fueron las causas de la ausencia del crack.
Sobre la posición de la selección
holandesa los datos que ofrece Futbolistas
de izquierda también son contundentes. René van de Kerkhof, uno de los
gemelos maravilla de la Naranja Mecánica, le diría al periodista holandés
Marcel Rozer que lo único que querían era ganar el torneo, y que les hubiera
dado igual si hubieran tenido que recibir la copa de la mano de Adolf Hitler.
Una desilusión para quienes
pensábamos distinto.
¿Compromiso de los holandeses?
Las pelotas, como diría un argentino.
Y por si caben dudas, agrego las declaraciones
del humorista Frank De Jonge, integrante de SKAN (Solidariteits Komitee Argentinië-Nederland), colectivo holandés de solidaridad con los exiliados argentinos, que
dijo a los jugadores: “Nadie podrá decir, como en
1936, que no lo sabíais. Iréis al Mundial como héroes, volveréis como
colaboracionistas”. Los holandeses no solo fueron indiferentes, sabían
perfectamente a lo que se metían.
Quien sí tuvo una actitud distinta
fue la TV holandesa. Cuando todo el mundo veía las imágenes del papel picado y
la selección gaucha celebrando, con el dictador Videla en la tribuna, las
cámaras holandesas presentaban imágenes de las Madres de Plaza de Mayo,
protestando. No solo de fútbol vive el hombre
Un apunte final.
Peinado pone un dato que no es
menor. En ese entonces, Holanda era el segundo socio comercial de la Argentina.
“…Con los voluminosos créditos del banco ABN Amro y la venta de armas que
servían para masacrar opositores, ayudaba a que se enterrara hasta la razón”.
Terrible. Qué decepción. Así es
el fútbol.
¿Y sobre la participación peruana
en ese Mundial? También se habla. Pero eso será materia de otro artículo.
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