El bolso está listo. La cuna, al lado de la cama. Ya compramos el balde para bañarlo. Sí, lo bañaremos en balde. En Pakarii nos mostraron que era más cómodo. Además haremos colecho. Qué difícil romper esquemas.
Cuando volvemos me llama mi prima Rochy. Llegó de EEUU y nos quiere ver. En la noche voy a la casa. Listo. Ojalá no dé a luz antes. No, todavía. Está muy fresca. No hay señales.
6 de la tarde. Carmen me dice que siente dolores raros. Son las primeras contracciones. Ya, no te hagas. Me quieres impresionar. 6.15 me dice que aliste todo. Adriano avisa que ya viene. Nos confundimos porque pensamos que sería más complicado. Las series norteamericanas, las tías y las abuelas te hacen sentir así. Nos hemos preparado mucho para esto. Acuérdate, todo es mental. Adriano nacerá sin problemas. El dolor es inevitable, el sufrimiento no. Le repito la frase budista que me ha enseñado mi hijo. Creo profundamente en ella. En Pakarii nos dicen que el gran problema es el miedo. “No debes sentir miedo”. Parir es algo natural que la industria de la medicina convirtió en algo complicado para sacar plata. 80% de los nacimientos son por cesáreas. Una barbaridad.
- Son cada 5 minutos. Las contracciones son cada 5 minutos.
Estamos mentalizados. Nacerá el sábado 3 de noviembre a las 10 de la mañana. Almorzaremos en la casa. Acuérdate. Todo está planificado. Nada puede salir mal. No te pondrán epidural y te recuperarás pronto. Tendrás leche, mucha leche. Nuestro hijo consumirá de tu pecho hasta los dos años. Ya está decidido.
Salimos para la clínica. Sin complicaciones. No es como en esas películas donde el esposo está nervioso y termina llevando a dar a luz a la suegra. Recuerdo que le pasó a Pedro Picapiedra. Conmigo no será igual. Estoy tranquilo. Caliento el carro. Nos vamos. Francois Hardy de fondo. La cara de Carmen ha cambiado pero está tranquila.
Llegamos. Emergencia ¿Qué desea señora? He venido a dar a luz. Es en este momento donde siento que una Carmen reemplaza a la otra. Es como si de repente aquella chica de 18 años que conocí cediera el paso a una mujer. El embarazo la cambió. La examinan. Me sacan. Espero afuera. No discuto. Nunca discuto. Eso sí, pienso mucho. Pienso todo. Quiero llamar a mi hijo. ¿El celular? Lo olvidé en el carro. Eso es lo único que falló porque todo está en orden. La cámara con pilas de repuesto, por supuesto.
La pasan al cuarto. Ya estamos instalados. La doctora está en camino. Es cuestión de esperar. Son las 7 de la noche. “Los trabajos de parto pueden durar hasta 18 horas”. No, con nosotros será distinto. Será rápido. Ya no será sábado, será viernes. El “Zamarro” quiere venir antes. No hay problema. Carmen no va a sufrir. Ya está decidido. El sábado en la tarde estaremos en casa.
¿Te duele mucho? No, todavía es soportable. Llega la doctora. Empieza el monitoreo. Todo está bien. Cuando estés en dilatación 6 decides si te pones la epidural. Es muy fácil, en el parto te dolerá el doble. No doctora, no se pondrá epidural. Bueno, eso en realidad lo decide la madre. No, no me pondré epidural, así lo hemos decidido dice Carmen.
Converso con la doctora y resulta que su hermana trabaja con mi prima. Mientras hablamos, Carmen respira profundo y aguanta el dolor. Está parada. Dice que así controla mejor el dolor. La doctora se preocupa, le digo que no hay problema. En el fondo no quiero que sea el centro de todo. Si estamos pendientes de su dolor será peor.
Dilatación 7 y Carmen sigue aguantando. No habrá epidural, aguanto. Esta chica es fuerte. Claro, es la mamá de Adriano.
Voy a comprar un equipo para entrar a sala de parto. Pasan por mi mente El Nacimiento de Ramiro de Rubén Blades y Ayúdala por favor de Joe Arroyo. Todo tiene que salir bien. Entramos al quirófano. Llevo la cámara pero es lo último que importa. Quiero estar al lado de Carmen y ayudarla. En unos minutos nacerá mi segundo hijo. Por favor, que no les pase nada.
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