Todos tomamos precauciones. No por el lugar sino por nosotros mismos. Los temores son el resultado de los prejuicios. La arena, los colores oscuros, el cerro, han doblegado en algunos esa seguridad miraflorina.
- No lleves tu celular.
- No pasa nada.
- ¿Cuál me cuentas hoy abuelito, La Caperucita, la Cenicienta o el Boom económico?
- Profe, mejor por qué no los traemos. Mucha cosa ir hasta por allá
- No pasa nada.
Unos van relajados. Otros toman reparos. Todos viviremos una aventura. Una incursión en otra cultura, que seguramente no olvidaremos nunca.
Sábado, 11.30, partimos a Pamplona Alta.
Todo empezó el ciclo pasado cuando le dije a Alexa que me gustaría que los alumnos hicieran alguna labor social. Luego de tantear algunos sitios, terminamos en Pamplona Alta. El lugar me sonaba y nada más. Por un día seremos parte del proyecto ¡Pásala!... fútbol y lectura, que se realiza en el colegio Fe y Alegría Nº 65.
Sábado, 11.30, partimos a Pamplona Alta.
Todo empezó el ciclo pasado cuando le dije a Alexa que me gustaría que los alumnos hicieran alguna labor social. Luego de tantear algunos sitios, terminamos en Pamplona Alta. El lugar me sonaba y nada más. Por un día seremos parte del proyecto ¡Pásala!... fútbol y lectura, que se realiza en el colegio Fe y Alegría Nº 65.
- De la Richi a la derecha y de ahí de frente. Unos 15 minutos y a la izquierda, hasta donde llegue el ómnibus. El colegio está en la punta del cerro.
No es una metáfora. Literalmente el colegio queda en lo más alto del cerro. Llegamos a la “Richi” y el panorama va cambiando. El ómnibus empieza a saltar. El asfalto va desapareciendo. Lo reemplaza la tierra. Los colores cambian. Las personas cambian. Son otras. “Concierto del Príncipe Acollino” “La súper pandilla de la cumbia en concierto”... La estética cambia. El camino ahora es de subida.
Desde el inicio del ciclo les advertí que la nota de la práctica 4 sería una labor social. Algunos protestaron, otros se motivaron.
No es una metáfora. Literalmente el colegio queda en lo más alto del cerro. Llegamos a la “Richi” y el panorama va cambiando. El ómnibus empieza a saltar. El asfalto va desapareciendo. Lo reemplaza la tierra. Los colores cambian. Las personas cambian. Son otras. “Concierto del Príncipe Acollino” “La súper pandilla de la cumbia en concierto”... La estética cambia. El camino ahora es de subida.
Desde el inicio del ciclo les advertí que la nota de la práctica 4 sería una labor social. Algunos protestaron, otros se motivaron.
- Profe, ¿puedo ir con mi guardaespaldas?
No es broma. Hay quienes creen que el Perú es Miraflores y San Isidro. De tanto leer algunos medios terminan creyendo que hay un boom económico y que el resto de Lima está lleno de malls y gente usando tarjetas Signature. Este “experimento” tiene como propósito precisamente eso, descubrir esos otros perús, lugares donde el boom económico es una fábula.
- ¿Cuál me cuentas hoy abuelito, La Caperucita, la Cenicienta o el Boom económico?
- Profe, mejor por qué no los traemos. Mucha cosa ir hasta por allá
Y así por el estilo.
Y listo. Ya estamos. El bus nos dejó a varias cuadras del Fe y Alegría. Hay que cargar los regalos. Es cuesta arriba. Gracias a Alexa Vélez, al coordinador César Arias y a los profes Baldovino y el “Tanque” Arias, hemos traído pelotas, panetones, jugos, ropa y peluches. Los alumnos María Pía, trabajadora como nunca, Menéndez y del Pozo, siempre juntitos, han trabajado duro. Sin ellos no hubiéramos hecho nada.
Veo a los chicos traer una gran caja. Parece una procesión. Un altar. Y para los chicos es así. Llega la fiesta. Veo a uno con el traje entero de Alianza. Me tomo una foto. Me la toma Bojórquez.
Y listo. Ya estamos. El bus nos dejó a varias cuadras del Fe y Alegría. Hay que cargar los regalos. Es cuesta arriba. Gracias a Alexa Vélez, al coordinador César Arias y a los profes Baldovino y el “Tanque” Arias, hemos traído pelotas, panetones, jugos, ropa y peluches. Los alumnos María Pía, trabajadora como nunca, Menéndez y del Pozo, siempre juntitos, han trabajado duro. Sin ellos no hubiéramos hecho nada.
Veo a los chicos traer una gran caja. Parece una procesión. Un altar. Y para los chicos es así. Llega la fiesta. Veo a uno con el traje entero de Alianza. Me tomo una foto. Me la toma Bojórquez.
-Me tiembla la mano, profe.
Luego de mucho esfuerzo llegamos. Nos reciben más perros que niños. En Pamplona debe haber tantos perros como gente. Tal vez más.
La subida fue dura. Más aún para los que traen la cajota. Debo haberme ganado muchas puteadas mentales. Finalmente no estará ligada a la nota. No. De todas formas bonificaré a los que mejor trabajaron. Tres chicos, un Papá Noel y sus duendes, alistan su momento para salir a escena. No sabemos mucho qué hacer. Nos ponemos a pelotear con los chicos. En un rato empieza todo. Cierto, el colegio está en la punta del cerro.
Pasacalle, desfile y empieza un campeonato.
¡Pásala!...fútbol y lectura, busca fomentar el amor por los libros con el gancho del partidito. Un grupo de cooperantes hace un campeonato pero antes le exigen a los chicos leer un libro. “Luchamos para aumentar la comprensión lectora”, nos dice el entusiasta coordinador.
Los chicos ven los regalos. No pueden jugar. Tenemos que empezar el espectáculo.
Emerge de entre nosotros el payasito Huayruro. Uriarte, chico de color sagrado, rompe el luto de su cuerpo con una nariz roja. Le digo que plantee un juego de mi infancia. Mar y tierra. A pesar de los años, funciona. Posiblemente los niños nunca olviden este momento.
La subida fue dura. Más aún para los que traen la cajota. Debo haberme ganado muchas puteadas mentales. Finalmente no estará ligada a la nota. No. De todas formas bonificaré a los que mejor trabajaron. Tres chicos, un Papá Noel y sus duendes, alistan su momento para salir a escena. No sabemos mucho qué hacer. Nos ponemos a pelotear con los chicos. En un rato empieza todo. Cierto, el colegio está en la punta del cerro.
Pasacalle, desfile y empieza un campeonato.
¡Pásala!...fútbol y lectura, busca fomentar el amor por los libros con el gancho del partidito. Un grupo de cooperantes hace un campeonato pero antes le exigen a los chicos leer un libro. “Luchamos para aumentar la comprensión lectora”, nos dice el entusiasta coordinador.
Los chicos ven los regalos. No pueden jugar. Tenemos que empezar el espectáculo.
Emerge de entre nosotros el payasito Huayruro. Uriarte, chico de color sagrado, rompe el luto de su cuerpo con una nariz roja. Le digo que plantee un juego de mi infancia. Mar y tierra. A pesar de los años, funciona. Posiblemente los niños nunca olviden este momento.
- Papá Noel... Papá Noel.
Los chicos llaman al atrevido alumno que se inmola en un traje que le bajará algunos kilos. Le vendrá bien.
¡Esos duendes están muy grandes!
Se hace lo que se puede.
Los mejores regalos se sortean. “El Tanque” hace de maestro de ceremonias. 5 kilómetros más abajo, se habría cansado de firmar autógrafos. Aquí no sé si lo reconocen. Es otro mundo. Es otra gente. Es nuestra gente. Una niña de no más de 6 años, con el ombligo al aire porque el polo le queda chico, y una panza sospechosamente inflada, se convierte en nuestra modelo. Qué simpática.
Nuestra modelo gana el juego de mar...tierra...
Llegamos cerca de la una. Son las cuatro y tenemos que regresar. No sé qué pensarán los chicos de la ISIL sobre este día. Tal vez algunos lo valoren, otros habrán venido por la nota, pero créanme, cuando pasen los años y recuerden sus tiempos de estudiantes, la visita a Pamplona será una de las pocas cosas que conserven en su memoria.
Tampoco olvidaremos el canto de Carlo al regreso.
Hasta el próximo año chicos del Fe y Alegría.
Chau modelito.
Llegamos cerca de la una. Son las cuatro y tenemos que regresar. No sé qué pensarán los chicos de la ISIL sobre este día. Tal vez algunos lo valoren, otros habrán venido por la nota, pero créanme, cuando pasen los años y recuerden sus tiempos de estudiantes, la visita a Pamplona será una de las pocas cosas que conserven en su memoria.
Tampoco olvidaremos el canto de Carlo al regreso.
Hasta el próximo año chicos del Fe y Alegría.
Chau modelito.
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