abril 19, 2016

LA CHACÓN ES COMO TÚ… Y COMO MILLONES


Quería escribir algo sobre el fujimorismo, pero no salía nada. Hasta que habló la Chacón.
Me alegra que “esa que es como tú”, haya dicho que espera que el dictador Alberto Fujimori salga de la cárcel por la puerta grande porque me permite explicar claramente lo que entiendo por fujimorismo.
Decir que Fujimori saldrá por la puerta grande es desconocer que el dictador cometió delito alguno. Y no solo eso. Es decir que lo que hizo estuvo bien. O sea, que las esterilizaciones forzadas, la matanza de inocentes llevada a cabo por el grupo Colina, no respetar los Derechos Humanos, entre otras tropelías, fueron buenas.
Y es aquí cuando recuerdo a aquel conductor de TV, ¿cómo se llamaba?, cuando dijo: “La Cantuta, Barrios Altos y el control del Poder Judicial a muchos de nosotros, desgraciadamente, nos parecía tolerable. Que me perdonen las víctimas, pero desde el punto de vista macropolítico nos parecía que era un precio a pagar”. (Caretas, Febrero 2001)
Fujimorismo puro.
Y pienso en Martha Chávez: “si pongo la guerra contra el terrorismo y la subversión en un platillo y en el otro el asunto de derechos humanos, me quedo con la guerra antisubversiva”. (canal 5, julio de 1993)
Clarísimo pues justifica la nefasta política de tierra arrasada importada por militares peruanos desde argentina, que decía, que si hay un grupo de 100 personas y entre ellas dos son terroristas, está justificado matar a  todos.
Ahora se entiende perfecto la honestidad del ex ministro de educación fujimorista Jorge Trelles cuando dijo “nosotros matamos, pero matamos menos que otros gobiernos” (Peru21, mayo 1991)
Sí, fue ministro de educación.
El fujimorismo es el pensamiento pragmático por excelencia. Es la madre no reconocida “del roba pero hace obra”. Si es para nuestra mejora, o sea acabar con el terrorismo, no importan los excesos, no importa matar inocentes. Por eso siempre desconocieron el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. “Fujimori acabó con el terrorismo, matando inocentes, es cierto, pero terminó con ellos. Y si hizo eso con el terrorismo lo hará con la delincuencia, y que importa si en el camino también se lleva algunos inocentes,¿total? son indios”. Piensan sin decirlo quienes profesan esta ideología. Justifican los excesos.
Entre mucha gente existe la convicción de que con las esterilizaciones forzadas en realidad se les hacía un favor a esos indios “que tienen hijos como cuyes”. Y es aquí donde el fujimorismo toma mucho aire de una vieja teoría política nacional, nuestro cáncer ancestral: el racismo.
“En el Perú nadie se considera racista”, decía Alberto Flores Galindo y es cierto. Muchos no reivindican la ideología fujimorista a viva voz porque es muy complicado verse en esa condición infrahumana de desprecio por la vida, pero en realidad no son sino seguidores del enraizado pensamiento racista que considera al indio un estorbo para el desarrollo nacional. Riva Agüero, Víctor Andrés Belaunde, Alejandro Deustua, Francisco García Calderón y Honorio Delgado, son un ejemplo de ese pensamiento. De todos ellos, la claridad y honestidad de Deustua, rector de la Universidad Mayor de San Marcos, es hasta conmovedora:  El indio vive sin interés alguno, bajo el imperio exclusivo de las necesidades materiales que satisface como las bestias, que son sus únicos modelos, y peor que las bestias cuando las excitaciones del alcohol avivan la brutalidad de sus instintos sin disciplina. El Perú debe su desgracia a la raza indígena, el indio no es ni puede ser sino una máquina"
El fujimorismo pues, tiene raíces en profundas creencias ancestrales.
Lo bueno que hizo Fujimori, digamos, fue a costa de muchos excesos. Algo que, por supuesto, a mucha gente no interesa. En un país donde 7 de cada 10 familias sufre de algún tipo de violencia*, que la letra entre con sangre lejos de espantar se aplaude. Pegar a los niños para educarlos es parte de nuestra identidad. La violencia está internalizada. internalizada.e
Claro que la Chacón es como tú, porque son millones los peruanos que creen que las cosas se deben arreglar aunque en el camino caigan algunos inocentes. Millones los que creen que no se deben respetar los derechos humanos. Millones a los que no les interesa el cómo, sino el qué.
La Chacón es como millones, aunque muchos no lo quieran ver, aunque muchos ni se den cuenta.


* Instituto “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”.

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