Somos incongruentes. La vida es incongruente. Los hombres no somos planos, somos poliedros, decía Camilo José Cela. “Somos según incida el rayo de luz en un vértice. No somos planos, somos múltiples”. Y le creo. La coherencia es un maravilloso objetivo del que distamos. Unos más que otros, pero siempre distantes. Y en el fútbol somos más poliedros que nunca.
Veo los dos últimos minutos del Perú/Colombia por la eliminatoria al mundial de Rusia y quedo desconcertado. Ambos equipos acuerdan un pacto de no agresión con Radamel Falcao de intermediario. Sé que en el fútbol pasan estas cosas y que todo es legal hasta que el árbitro diga lo contrario. Por eso la mano de Maradona, la de Tulio y la de Ruidíaz, son válidas así no lo sean. Esa trampa organizada, legal, por decir algo, es parte de la esencia del fútbol. Su atractivo y gran polémica tienen que ver con eso. Un partido de fútbol no es una escuela de moral. Nos guste o no, así es. Y ni el VAR terminará con eso. Pero esa forma tan explícita de llegar a un acuerdo parece haber pasado un límite. Recuerdo el Alemania/Austria del mundial de España. Muchos lo criticamos. Y si lo hicimos en ese entonces hoy la reacción es la misma. Pero somos poliedros.
Hace unos meses, Pablo Zegarra le regaló al fútbol uno de los firmados del año: “Prefiero perder jugando bien a ganar así. Por lo menos duermo tranquilo”, dijo luego de una derrota ante Alianza. Me pregunto qué opinará Pablito de esos últimos 2 minutos. Y eso es lo que incomoda. Que muchos de los que criticaron las maneras de lograr objetivos, hoy festejan. Poliedros totales.
Cuando Sanguineti consiguió el apertura con Alianza en el 2014, muchos criticaron su manera de lograr el objetivo. Incluso dentro de Alianza. “Qué feo jugamos", “solo usan el pelotazo”, “muchos goles de pelota parada”, decían los “románticos” del fútbol, como si hacer gol de córner o tiro libre fuera una suerte de vergüenza. La respuesta de “El Topo” fue contundente: “El espectáculo es ganar”. Hoy la vida le da la razón.
Pero lo más increíble viene ahora. ¿Qué pasa si ese mismo arreglo entre Perú y Colombia, de dejar de jugar y que pase el tiempo para lograr un objetivo común, lo hacen otros equipos pero en detrimento de nosotros? ¿Cuál sería nuestra reacción? ¿Lanzaremos la frase “Así es el fútbol” como respuesta? No, seguro que muchos hinchas y periodistas hablarían de falta de moral, de vergüenza, de juego limpio y toda esa monserga. Chile, que en algún momento hizo lo mismo, hoy reniega. País de poliedros. Mundo de poliedros.
El fútbol es un espacio con una moral distinta. El FairPlay es un lindo, pero irreal objetivo pues en cuanto puedas haces trampa. Cuando al profesor Tabares, docente de formación, le preguntaron sobre el mordisco de Suárez, respondió: “Estamos en un mundial de fútbol, no en un mundial de moral barata”. Y es que el fútbol tiene una ética distinta. Lo que hoy festejamos como viveza, mañana es una crítica cuando nos perjudica. Cuando Tulio le metió un gol con la mano a Argentina en la Copa América del 95, los gauchos se fueron encima de Alberto Tejada, árbitro de esa ocasión, y lanzaron las consabidas denuncias de complot y blablabla. Pero cuando 9 años atrás Maradona hizo lo mismo con los ingleses, festejaron: “Fue la mano de Dios”. Y es que así son los argentinos, los neozelandeses y los peruanos. Así es el fútbol. En el fútbol no hay memoria. ¿O hay memoria para lo que nos conviene? Bien parecido a la vida, ¿no?
Como Cela, creo que somos poliedros. Relucientes y multicolores poliedros. Y en el fútbol, más todavía.
1 comentario:
Como usted dice al final, "hay memoria para lo que les conviene..." Los falsos moralistas que criticaron a Alianza por los puntos en mesa perdidos por Garcilazo, como si Alianza Lima hubiese hecho el reclamo, y festejaron los tres puntos que el TAS le dio a la Selección, y en especial los que acaban de hacer reclamo por puntos contra el muni, y se rasgan las vestiduras de que los puntos se ganan en cancha.
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