Mañana helada. 2 grados. Salimos muy abrigados. Escuchamos que ha empezado una ola de frío polar. Es el segundo día, pero como llegamos tarde es como si fuera el primero. Queremos volver por las queridas rutas de hace 4 años. Tomamos 9 de Julio, Corrientes y caminamos hasta Florida. La calle es hermosa. Es una larga peatonal donde te encuentras con gente de todo tipo, de todo el mundo. Las tiendas más alucinantes. Los personajes más increíbles.
Luego de la primera hora siento distinta a Buenos Aires. Por más que estamos en Copa América siento a la ciudad más calma. Hay cierta tranquilidad que me sorprende. ¿Será que es la ciudad o seré yo? Creo que era Amiel quien decía que el paisaje es un estado del alma. Tal vez cambié yo. O quizá Lima está muy apresurada. Muy loca. Muy maleducada. En el aeropuerto, mientras hacíamos cola en migraciones, dos peruanos hablaban, de cada diez palabras 9 eran lisuras. Qué vergüenza. Tal vez nos hemos vuelto más violentos. Hoy siento que Buenos Aires es una ciudad más calma que Lima. Eso es decir mucho.
Hacemos el recorrido del 2007. Reconquista, Defensa, San Telmo. Buscamos un lugar para desayunar. Café con leche, Peperina con menta, 4 medialunas y dos jugos pequeños. 30 pesos.
Llegamos a San Telmo. Buscamos el monumento a Mafalda. No lo encontramos. Volveremos con la ubicación exacta. Llegamos al parque Lezama, dicen que aquí el conquistador Pedro de Mendoza fundó la ciudad. Pero en realidad me llama la atención por las historias de Alejandra y Martín, protagonistas de Sobre héroes y tumbas, la novela de Sabato. Brown, Arzobispo Espinoza y Pedro de Mendoza, el recorrido de Martín, nuestro recorrido. Recuerdo haber leído Sobre héroes.... la primera vez que vine a Buenos Aires, año 1989. Eran otros tiempos. El parque es enorme. Raro. Con varios niveles. Es como una meseta, un poco descuidado.
Le digo a mi esposa para ir al estadio de Boca. Como siempre se entusiasma. Tengo un poco de miedo por el tema de las barras bravas. Es un barrio complicado. Avanzo de a pocos como cuidando mis pasos. Entramos a Almirante Brown y volteamos a la izquierda y ahí está. Cien años de historia. La enorme mole nos seduce, apresuramos el paso. Por aquí, no, en la otra cuadra. Cada uno cree descubrir el camino más corto. Es como si nos fueran a quitar la oportunidad de conocerlo. Somos dos niños a punto de encontrase con su héroe. Conforme nos acercamos, caminamos más rápido. Es emocionante. Ojalá se pueda entrar a la cancha. Sé que hay un tour, pero no todo el tiempo. En realidad no sé mucho. Por qué no entré a la página web. Sí, tenemos que entrar.
Continuará...
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