No,
no voy a defender a Nadine. Chamba muy complicada. Prefiero realizar
actividades más simples como limpiarle los dientes a un tiburón o trabajar en el make up de Laura Bozzo. En realidad el
titular no es real. Es mentira. Lo puse para que usted lea mi nota, para que se
interese. Pero, ¿el periodismo puede mentir? Claro. Por supuesto. No importa. En
estos tiempos donde todo se compra y todo se vende, la prensa puede mentir
impunemente, todo con tal de conseguir la atención del lector.
Una
muestra de esto es el diario Exitosa. Mienten y encima lo admiten a viva voz. El
16 de octubre en la portada del suplemento La Kalle publicaban que el entrenador de
la selección peruana de fútbol Ricardo Gareca se iba y que en su reemplazo llegaba
el colombiano Reinaldo Rueda. En su programa de radio, un sorprendido Gonzalo
Núñez preguntó a los responsables de ese suplemento si era cierta la noticia
aparecida en portada, a lo que respondieron:
-
¿Te enganchó el titular del periódico? ¿Pagaste tu china
y compraste? Caíste pues, caíste redondito.
Un
obnubilado Núñez insiste y les pregunta si se trata de eso, de engañar al
público. Los responsables no tienen reparos en exponer sus intenciones.
-
¿Pagaste tu china? Listo, de eso se trata.
Corrijo.
Trabajar en el make up de Laura Bozzo
no es lo peor que te pueda pasar. Lo peor es justificar absurdos como estos.
Una
nueva droga recorre las redacciones de los periódicos y solo unos pocos se
resisten a probarla. La mayoría la consume con fruición y hace lo imposible
para conseguirla. Esa droga se llama click, lectoría o rating, como mejor le
parezca. La dependencia por este “potingue” es tal que hasta el Decano de la
prensa peruana, El Comercio, sucumbió ante esta “adicción”.
Noticia
contundente. Qué buen fotoperiodista, dirá alguno. Y hasta el editor tiene la
delicadeza de ponerle mosaicos a la víctima que es consumida por el fuego. Sin
embargo, la foto no tiene nada que ver con la información. En realidad esta
imagen es de otro tema, de otro tiempo y de otro lugar.
No
era una persona. Era una llanta.
El
Comercio mintió y por supuesto no pasa nada. Porque en nuestro país un
periodista puede engañar, excederse, manipular y falsear la realidad impunemente.
Así de mal estamos.
Este
“nuevo periodismo”, producto de la ideología del todo vale, del roba pero hace
obra, del fin justifica los medios; ha mandado al museo términos como moral, ética, respeto e integridad. La lógica del mercado se ha impuesto entre los hombres de prensa.
Y
entre el neo periodismo de investigación de Milagros Leiva, las reflexiones de
Augusto Thorndike y más dislates del Decano, emerge una nueva figura en el
panorama de la prensa, nuestra Oriana Fallaci oxigenada, una Elena Poniatovska
trepanada: Susy Díaz.
Sí,
Susy, la del baile de la trompeta, la del tipo que tenía su pin…su pin... su
pinta de seductor, sí, ella misma, fue reconocida como periodista. Latina le
otorgó un carné de prensa, situación que ocasionó un escándalo nacional. Las
redes explotaron y pidieron una rectificación que no tardó en llegar. En
cuestión de horas la propia televisora decide quitarle la credencial de marras.
Pero la cosa no queda ahí, el responsable de haber emitido tan criticado
documento defiende el absurdo. Sí, con un convicción envidiable, el 10 de
setiembre Augusto Álvarez Rodrich (AAR) publica en La República la columna
Carné de prensa, en donde justifica su decisión. Entre otras cosas dice:
“… pero la decisión de qué personas contrata un medio para el
trabajo periodístico debe ser, siempre, solo del propio medio, lo cual debe ser
parte de la relación de cada medio con su audiencia y de la responsabilidad que
asuma frente a ella… nadie espera que una vedette escriba editoriales, pero un
medio puede escoger a alguien así para los asuntos de farándula, o un
futbolista para comentar fútbol. Y fútbol y farándula son noticias”.
El responsable de prensa de
Latina desconoce que el periodismo es una labor social y por lo tanto una
vocación. Sea política, economía o farándula, el periodismo es uno solo y la
especialización que escojas finalmente es una sutileza, pues las exigencias
para todo periodista son las mismas: investigar, denunciar, darle voz a los que
no tienen voz, ser empático. Por supuesto que las vedettes, los
contorsionistas, traga sable y por supuesto los futbolistas, actividades muy
dignas, pueden ser muy buenos en lo suyo, pero hacer bien esa actividad no los
habilita como periodistas. Eso es simplificar el oficio. Es desconocer
definiciones mínimas de periodismo.
Por supuesto que en estos tiempos
del libre mercado alguno saldrá con la cantaleta de que al final el televidente
tiene la opción de cambiar de canal y que el medio publica lo que le gusta a la
gente. Mal. Habría que darle una leía al informe McBride que elaboraron entre
otros García Márquez y Marshall McLuhan, en donde se le asigna a los medios de
comunicación un papel de transmisor de educación, cultura y valores. ¡Ay, dijo cultura!
Al final, ¿de qué se trata todo
esto? ¿A qué viene toda esta perorata sobre el buen periodismo y la ética? Pues que el
injusto país que tenemos es el resultado de muy malos gobiernos, pero también
de muy malos profesionales que no jerarquizamos nuestro oficio. Los gobiernos
han hecho mucho para que se mantenga este estado de cosas, pero los médicos,
contadores, abogados, policías y periodistas, también somos responsables y si
no nos exigimos, si no le damos excelencia a nuestro trabajo, no hay gobierno
que nos salve.
Sobre el periodismo dijo hace mucho
Alejandro Miró Quesada: “Es justo reconocer que antes del periodismo se habían
efectuado en el mundo importantes reformas; pero es asimismo indiscutible que solo después de la evolución de este se
producen los grandes cambios sociales”.
Así de importantes somos los periodistas. Lo que pasa es que algunos no se han dado cuenta y creen que el oficio más lindo del mundo, como lo llamaba Camus, es solo audiencia, rating y clicks. Una lástima.
Así de importantes somos los periodistas. Lo que pasa es que algunos no se han dado cuenta y creen que el oficio más lindo del mundo, como lo llamaba Camus, es solo audiencia, rating y clicks. Una lástima.
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