Cuando Alemania estaba dividida, Naciones
Unidas propuso una dinámica para que se lleven mejor. Como gesto de buena
voluntad le pidió a cada país que le hiciera un regalo a su vecino. Alemania
Occidental empezó con los obsequios. Debido a que sus vecinos la pasaban mal,
les envió un camión lleno de medicinas y comida. Ahora era el turno de Alemania
Oriental, ellos también como regalo enviaron un camión… pero lleno de basura.
Cuando le preguntaron a un funcionario
de Alemania Occidental sobre el camión de basura que le había obsequiado su vecino,
la respuesta fue genial: “Cada uno regala lo que tiene dentro”.
Recuerdo esta anécdota luego de ver
algunos comentarios en redes sobre el regreso de Reimond Manco a Alianza. Como
la Alemania, muchos ponen en sus muros lo único que pueden poner: basura. Y
como siempre, trato de entender a qué se debe esto.
Las neurociencias dicen que la vida es
un espejo. Según esta premisa, lo que vemos es lo que tenemos dentro. Es como
cuando te compras una camisa y de pronto descubres que mucha gente tiene el
mismo modelo. No es que sea así, en realidad lo que ocurre es que has fijado
una idea en tu cabeza.
Trasladándolo al caso Manco entonces me
pregunto: ¿no será que a muchos les molesta Manco porque es una imagen muy
común en ellos? ¿No será que en realidad recuerdan a su papá o a su mamá
haciendo el ridículo luego muchos tragos? ¿O no será incluso que les molesta Manco
porqué se ven un poco ellos mismos?
El fútbol es un espejo en donde se
refleja claramente la sociedad que lo practica. Y en el caso Manco ha sido
exacto. Hemos visto intolerancia, amargura, resentimiento, odio. Cuánto odio en
algunos. Si un jugador de fútbol te genera tanto odio algo malo pasa en esa
cabeza.
Me espantan algunos comentarios. No
aquellos que expresan hinchas que finalmente se manejan más con la emoción que
con la razón. Me sorprende principalmente los comentarios de algunos
periodistas, y de otros que pretenden serlo. En realidad Manco es una anécdota,
de lo que se trata realmente es de una sociedad deportiva, con males
sistémicos, de estructura. Y no hablo solo de deportistas y dirigentes, hablo de los periodistas también. Que a Manco le vaya bien o mal no cambiará en nada
eso. Pasarán los años y seguiremos viendo jugadores que se desperdician porque
no tienen capacidad para asumir una vida con dinero y fama.
Ojalá le vaya bien a Manco. Y no hablo solo de
fútbol, que es lo menos importante en este momento. Hablo de la vida que,
aunque algunos no lo crean, es mucho más importante que patear una pelotita.
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