febrero 08, 2013

ADRIANO Y YO. PRIMER DÍA

    Carmen se va. Salgo a la ventana y alzamos las manos. Adriano duerme. Yo muero. Luego de tres meses mi esposa vuelve a la chamba y yo me quedo con el bebé. Solo. Instruido como un soldado que va a la guerra. Se me caen algunas lágrimas. No es por quedarme solo, no es por miedo, es por tristeza. Me da pena verla ir. Está apertrechada hasta los dientes. Lleva su comida y toda la parafernalia para sacarse la leche. Extractor eléctrico, transformador, dos recipientes, 4 botellas adicionales que sí o sí tienen que regresar con 4 onzas cada una. Serán las 4 tomas de Adriano del día siguiente. Un cooler con hielo para que la leche llegue fresquita. Benditos pechos los de mi esposa que no solo alimentan al bebé sino que le dan esa seguridad que todos necesitamos. “Los pechos de la madre son la patria del recién nacido, no dárselos es como expulsarlo del paraíso”, lo escribí en un tuit, queda bien en este texto.
    Que siga tomando leche materna es el principal objetivo de nuestras vidas. Sentimos que si no lo hacemos dañamos a nuestro bebé. Y así es. La leche materna hace la diferencia.
    Carmen se va. En la garganta tengo un nudo y en el pecho un hueco. Recuerdo un capítulo de Los Simpson donde Homero dice que le encanta ser dependiente de Marge. Me siento igual.
    A las 8 le toca su primera teta. 15 minutos antes me alisto. Ya está mecanizado. Soy un actor debutante que sabe de memoria su parlamento. Agua hervida en el termo para desinfectar el biberón por dentro, luego expulsar el agua para limpiar el chupón, dejar que se enfríe para luego poner la leche. Baño María para entibiarla. ¿Por qué le dirán Baño María? Lindo tema para investigar y escribir algo. La leche ha sido previamente descongelada. La noche anterior la bajamos para que no esté como hielo en la mañana. La leche dura seis meses en el freezer. Las veces que nos lo habrán dicho en La Liga de la Leche (LLL). Ir a LLL ha reemplazado nuestras jornadas de timba. Esperamos con ansias cada reunión. Siempre hay dudas, siempre hay testimonios. Cómo sirve todo eso en estos momentos.

    Se puede echar un par de gotas a la mano para ver si está a la temperatura adecuada. En realidad para mí es mejor saberlo cuando agarras el biberón. No he tenido problemas. No quiero botar ni una gota.

    Le doy su primera leche. Lo despierto. Adriano está feliz como siempre, sonríe. Le tomo una foto para su hermano. Me pongo un almohadón especial que ayuda al momento de la lactancia. Carmen me decía para comprarlo y yo le decía que no era para tanto. Me demoré. Qué cretino. Es súper útil. Ya pasó.

    Adriano juega con el biberón. Es como si se dijera ¿qué es esto? Me levanta el puño. Es un gesto repetido. “Es un sindicalista” me dice el Cholo. “Como la abuela” dice Carmen. Parece que reclamara. Me enseña el puño con insistencia. Es como si me dijera:“¿dónde está la teta de mi mamá? Me río. Nos reímos. Toma toda su leche. Es el primer triunfo. Mientras la mayoría tuitea sobre la revocatoria, yo escribo que es mi primer día solo con Adriano. ¿Hay algo más importante? A la mierda con la revocatoria. Dos tuiteros me desean suerte.

    Se cumple lo programado. 11, 2, 5 de la tarde. Adriano ha tomado su leche religiosamente. En medio de cada toma los necesarios mensajes de texto con la mamá. La toma de las 8 la hacemos escuchando Mañana Maldita. A las 11, Concierto barroco. A las 2,The Beatles y a las 5, algo de rock clásico.

    En esta primera semana, Adriano subió 700 gramos. Qué alegría.

    Y entre teta y teta pude escribir algo.

    Y así pasa mi primer día solo con Adriano. El Zamarro, Cigotín, Don Bieto, Don Bita, el Sindicalista, Arnoldo, el Colo, Manguito, Rey Bebé, Teo, Papeo, Potín Junior, Puré. Los Bejarano y esa irrefrenable costumbre de ponerles apodos a todos. De la que por supuesto Adriano no se ha salvado.

1 comentario:

reselec dijo...

me pareció entretenido al inicio, pero me aburri prontamente; igual me cae super bien este tipo, lo recuerdo de cuando salia en tv con giacosa

EL PERDEDOR

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