junio 04, 2021

SEGUNDA VUELTA: PRENSA Y MIEDO

    Miedo e incertidumbre son dos sensaciones que nos acompañan desde que apareció la pandemia. Y ya llevamos año y medio con barbijo, alcohol en gel y jabón como aliados inseparables. Y distancia social, claro. Encima, miedo e incertidumbre son las principales emociones que describen la segunda vuelta electoral. Algunos tienen miedo y les genera incertidumbre que gane Pedro Castillo y se instale un régimen de ultraizquierda comparable al de Venezuela. Ya se ven vendiendo chicha o cachangas en alguna calle de Buenos Aires o Santiago. Otros, tienen miedo y les genera incertidumbre que gane Keiko Fujimori, y con ella vuelva una versión corregida y aumentada de la dictadura de su padre. Que las esterilizaciones forzadas sean parte de un programa nacional de planificación familiar y que nuevamente los asesinatos, los excesos y la cleptocracia regresen a Palacio de Gobierno. 
    La situación es de miedo e incertidumbre y, encima, los medios han sido una perfecta caja de resonancia que amplificaron el caos de acuerdo a su conveniencia.     ¿Hay motivos para preocuparse? Sí. Gane quien gane, los próximos cinco años serán muy complicados. Más allá del oscuro momento que vivimos, según creo la peor crisis política de la historia, lo que más preocupa es el triste papel que ha jugado cierta prensa. 
    No es la primera vez que los medios de comunicación peruanos hacen un papelón. Y no me refiero a la segunda vuelta entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala donde claramente vimos el fustán de nuestra vieja prensa. Tampoco me refiero al “terruqueo” al que fue sometido el arquitecto Fernando Belaunde en su candidatura de 1962. “Madre, con tu voto, defiende a tus hijos. No permitas que los conviertan en agentes comunistas al servicio de Moscú y La Habana”, decía un anuncio publicado en La Crónica en junio de 1963. Acompaña el aviso la imagen del arquitecto Fernando Belaunde. “Con Belaunde llegaría el comunismo”. Es otra de las frases que se lee en este anuncio hecho viral hace unos días. Un delirio total. 
    No. Que el periodismo genere miedo para “mantener el sistema”, viene de muy atrás. Viene de la Colonia. 
    Desde siempre, el hombre ha tenido miedo al cambio. Hoy lo vivimos, pero también lo sufrió nuestro antepasado de la caverna. Aquí y en China es común que la clase política saque sus armas más rotundas para impedir que le quiten sus privilegios. En el siglo XVIII lo que generaba pavor por estas tierras no era el comunismo, sino la Revolución Francesa, que terminaba siendo más o menos lo mismo. 
    La Revolución Francesa había marcado el fin de un sistema de privilegios donde iglesia y nobleza se encaramaban en lo alto de una abusiva escala social. En Francia, habían caído los reyes y se instalaría un nuevo régimen. En Lima, se temía que las ideas revolucionarias se propalaran; por eso, la iglesia y los representantes del Rey de España hicieron todo lo posible para desprestigiar lo ocurrido en Francia. Y, como si se tratara de una amenaza comunista de nuestros días, la prensa lanzó bulos, fakes news; en fin, mentiras, para evitar que se cayera el “modelo”.        Cuenta la historiadora Claudia Rosas en su magnífico estudio “Rumores y temores desatados por la Revolución Francesa en el Perú, 1790-1800”, que nuestro emblemático Mercurio Peruano fue el encargado de lanzar la estrategia del terruqueo. Diego Cisneros, una especie de Aldo Mariátegui de esos tiempos, escribía sobre la Revolución Francesa: “Nación predicadora del ateísmo, que lleva el portaestandarte de la guillotina en lugar de la cruz”.        Había mucha lógica en la reacción de la clase política. La Revolución Francesa había puesto al mundo patas arriba y, literalmente, exterminado los privilegios. Se había subvertido el orden y, por estas tierras, se temía una reacción similar. Lo que llama la atención es la actitud genuflexa de la prensa. Que el periodismo diga lo que le conviene y no describa la realidad, no es un invento de estos tiempos. Ni mucho menos. 
    Las noticias sobre la Revolución Francesa que transmitían los medios eran espantosas. Dice Claudia Rosas: “Las imágenes de terror, regicidio y los ataques a la Iglesia Católica difundidas por la prensa, los folletos y la correspondencia, acrecentaron el miedo que ya existía en la élite a una revolución del pueblo” (p.139). 
    Señala Rosas que, de los 19 artículos sobre la Revolución Francesa aparecidos en el Mercurio Peruano,15 se referían específicamente a la ejecución del rey en la guillotina. En 1794, el Mercurio reproduce uno de los discursos más descriptivos de esta época. La pronuncia el fiscal de la Junta de Caballeros Vizcaínos en Lima. Petrozzi y Vitocho estarían extasiados. 
    Decía este señor que el poder era establecido por Dios y que Francia iba en contra de ese principio por una “filosofía orgullosa que proclamaba equivocadamente, la independencia, la libertad y la igualdad”. 
    Sí, querer la independencia, la libertad de los hombres y las naciones, y la igualdad de la humanidad, era pensar como el demonio. 
    Más allá de las lógicas dudas que generan Keiko y Castillo, el gran perdedor de estas elecciones, como viene ocurriendo cada quinquenio, ha sido la prensa. El papel que juegan ciertos periódicos es vergonzoso. Cambiando directores periodísticos en medio de la campaña, titulando en base al miedo, manipulando información. Lamentable. Así, en negrita y subrayado. Si no tenemos una prensa independiente, que trate de informar con la verdad por encima de sus intereses o miedos, no podemos pensar en una sociedad medianamente justa. Esta crisis, que ya lleva varios años, digamos 200, también es responsabilidad de la prensa.

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