noviembre 16, 2004

LOS CUENTOS, DECIRES, SENTIRES, COMTEMPLACIONES Y REFLEXIONES DE MIGDONIO CHAFLOQUE BABILONIA

      Mi amigo el poeta Reinaldo Martos me considera un coleccionista de anécdotas y cada vez que le ocurre algo digno de contarse me lo comunica de inmediato. Hace dos días lo encontré en el pabellón de letras de San Marcos y me dijo que tenía algo que me iba a gustar. Se trataba de un libro raro de un autor con un nombre más raro aún. "En una de mis visitas a la Feria del Libro Viejo de Barranco, me encontré con un libro cuyo título era: Los cuentos, decires, sentires, contemplaciones y reflexiones de Migdonio Chafloque Babilonia”. En realidad el libro era extraño por el título y el autor, pero más aún por algunos datos que me brindó Reinaldo. Me cuenta que le comentó su descubrimiento al escritor Ivan Lays y que este le dijo ya conocía el libro y que le parecía bueno, pero que cuando alguna vez lo comentó en su programa, se ganó un lío porque lo llamó su familia y le reclamo por haberlo mencionado sin consultar antes. “Creo que hay una historia rara tras este personaje, no sé que y tampoco quiero saberlo”, dijo Lays. Me cuenta Martos que en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional encontró un ejemplar del Caballo Rojo, en el que le dedicaban dos páginas a Chafloque. En ella se dice que era un norteño que llegó a Lima en el 67 y que no tenía muchos amigos. Tres de sus más importantes relaciones fueron Julio Ramón Ribeyro, Chabuca Granda y el poeta César Calvo. El artículo habla de un grave problema que tuvo y que finalmente precipito su muerte. “Mejor no te cuento eso porque es muy feo..ahí recién lo entendí a Lays”. Por mi parte lo único que hice fue buscar en Google pero no encontré nada. En el canal no pude encontrar a Lays para que me dé más datos. A continuación dejo a consideración de los lectores una primera entrega de los escritos de este personaje que parece extraído de algún rincón de Macondo. 

1. Cansada de obligar comer al pequeño, la madre optó por pedir consejo a sus mayores. Aquellos que no sólo habían criado a sus hijos sino también a los hijos de sus nietos, debían tener alguna respuesta. Sin embargo, ninguna de las fórmulas dio resultado. El niño aun seguía sin interesarse por la comida. Vencida por la inapetencia del menor, la madre dio por culminado el problema diciéndole que a nada bueno le llevaría el no comer. Sin embargo, la mamá de Mahatma Ghandi se equivocó. 

2. ¡Terroristas! ¡Criminales! ¡Desalmados!. Gritaban los fanáticos a los recién llegados. Manolete y Paco Camino nunca imaginaron que aunque en otros países eran ídolos, en la India eran simples delincuentes. 

3. Si nos fijamos detenidamente nos daremos cuenta que el éxito de una persona radica en saber manejar la variada gama de caretas que le exige la vida. Tomémonos como ejemplo. Cuando vamos a trabajar somos serios, discretos, elegantes y atentos, pero cuando estamos en casa trocamos la seriedad por alegría, la discreción por informalidad, la elegancia por comodidad y la atención por despreocupación. Es un grave error tener la careta de la oficina en la casa o viceversa. Igual sucede cuando vamos a fiestas o al cine y por supuesto, al hacer el amor. El éxito de una persona consiste pues, en no confundir el momento en que debe usar su careta. Nunca ser informales en el trabajo, ni circunspectos en temas de amor. 

4. Hoy no se atienden confesiones. El cura amaneció con otitis.

continuará...

EL PERDEDOR

     Me gustaba el box. Ya no. Disfruté mucho la época de los 80. Ray “Sugar” Leonard, Roberto “Mano de Piedra” Durán, Tomy Hearns, Marvin H...